La naturaleza de Perú no deja de sorprendernos ¿Sabías que en medio de las inmensas arenas del desierto de este país se encuentran lugares vírgenes llenos de naturaleza? ¿Cómo es posible que en medio de 100 km de dunas de arena aparezca una hermosa laguna escondida?

Hace unos días fuimos en busca de este paisaje, y para llegar allá hay que atravesar una gran aventura cargada de adrenalina 🙂

Salida desde Paracas
Buggie carretera

Partimos desde Paracas, un cálido pueblito que se encuentra en la costa Pacífico, en el sur de Perú. Exactamente a las 15 hs, bajo el sol radiante del desierto, estábamos sentados en el vehículo arenero ajustándonos los cinturones para la travesía que estaba por comenzar.

A este lugar solo se puede llegar en areneros o “buggies” 4×4 que son vehículos diseñados especialmente para atravesar desiertos a gran velocidad. No tienen ventanas, son ruidosos y tienen una potencia increíble.

Arenero
Luego de hacer unos kilómetros tierra adentro y cruzar un par de carreteras, entramos en el desierto.

Al principio eran caminos de tierra pero luego comenzamos a trepar y bajar altas dunas de arena a gran velocidad como si se tratara de una montaña rusa desértica.

Me acuerdo que en la primer bajada pegamos unos gritos anormales que retumbaron en toda la zona.

Nuestro chofer, Juan Carlos, experto y pionero del deporte en la zona, se reía y aplicaba sus destrezas para que el arenero bajara las dunas más grandes y así sentíamos todo el cosquilleo en el estómago.

Fué extremadamente divertido recorrer todo ese camino en areneros. Se siente gran libertad mientras vas hacia adelante viendo horizonte solo de arena y cordilleras en el fondo, y el viento que te pega fuerte en la cara; es una sensación totalmente renovadora.

Ger desiertoEn el camino paramos un par de veces para sentir la magnitud del desierto.

Estábamos literalmente en medio de la nada, y lo que más me impacto fué sentir el silencio vacío que solo se puede experimentar en estos lugares, es muy especial, es como volver al comienzo de la formación de la tierra, parece que no hubiera nadie más que los que estábamos ahí, en el mundo entero.

Laguna Morón

De repente, luego de 1:30 hs de viaje, empezamos a trepar la duna que se eleva desde la laguna. Es una inmensa pared de arena que que proteje el oasis. Llegamos a la cima, nos bajamos del buggie corriendo y ahí estaba, el místico oasis de Morón.

Laguna sola

¿Qué decir de este momento? El instante en que todo esfuerzo es recompenzado.

Solo me senté al borde de la duna para contemplar por un largo rato esta belleza natural. Es emocionante ver paisajes de esos que se encuentran una vez en la vida, te emocionan a la vez que te hace pensar en 360 grados, es un encuentro con uno mismo. Es fascinante descubrir paisajes, creo que es el gran motor de todo viajero.

Después de un rato paseando por los alrededores de la laguna, vino la otra actividad imperdible del desierto: ¡Sandboarding!
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Casi nadie se animó a tirarse parado sobre la tabla porque realmente las caídas eran largas.

Optamos por tirarnos sin ningún riesgo para hacerlo despreocupados y disfrutarlo a pleno. Nos tiramos por varias bajadas y fué excepcional.

Más tarde empezó a caer el sol por entre las montañas de arena, el ambiente se volvió más tranquilo y se prestó para un momento de puro relax mental entre los colores rojizos del atardecer.
atardecer

Ya en la vuelta a Paracas nos agarró la noche, y en algunos sectores paramos el Buggie, apagamos las luces y divisamos ese mágico cielo estrellado que solo se puede ver en un desierto.
Así terminamos una tarde completa de aventura y contacto con la naturaleza al máximo.

Esta es una de las tantas que vivimos en nuestro viaje en grupo a Perú “Maravillas Místicas”