Hace ya unos años que, compartir viajes con personas que no conocemos, se ha vuelto una tendencia que sigue creciendo cada vez más. Muchos pueden ser los motivos por los cuales alguien decide emprender una aventura con gente nueva: porque no es posible ponerse de acuerdo con los amigos o familiares, sobre a qué destino o en qué fecha viajar, por la necesidad de cambiar de aire y generar nuevos vínculos y muchas otras más.


Pero hay algo que suele suceder cuando viajamos con compañeros de ruta desconocidos y he podido observarlo claramente incluso en mí misma. Todo parte de una sola pregunta, ¿cómo somos cada uno de nosotros, en nuestra vida cotidiana, con nuestras familias, nuestros amigos, compañeros de trabajo, compañeros de facultad etc.? ¿Qué hacemos en esos ámbitos y con esas personas que ya conocemos? Ciertas veces lo que hacemos es comportarnos de una manera coherente a lo que se espera de nosotros, por decirlo de algún modo, las personas conocen una versión de nosotros mismos y según ésta es que esperan que nos movamos, hablemos, reaccionemos, nos expresemos etc.

Ahora bien ¿qué sucede cuando estamos con gente que no nos conoce? En esa situación, se comienzan a desplegar un montón de nuevas cualidades, de conversación, de humor, etc. de las que muchas veces no nos habíamos dado cuenta antes ¿por qué? Porque nos encontrábamos dentro de nuestra zona de confort, que también incluye a las personas, a las parejas, a los amigos, a las familias. Todo eso y mucho más es parte nuestra zona de confort. Cualquier movimiento que hagamos por salirnos de ella, sin dudas traerá consigo el cambio y ahí no hay retorno, nunca se es el mismo al volver.


Viajar es por excelencia la mejor forma de salir de nuestras peceras y nadar en nuevas y renovadoras aguas y esta experiencia será mucho más fructífera si ese viaje se hace con personas desconocidas.
Es ahí donde está lo nuevo, ahí hay  un otro que no sabe mucho de vos y al que le podés mostrar cualquiera de tus facetas, la que más te guste o con la que te sientas más cómodo, la más aventurera, la más divertida, la más sensible, o la más amistosa, sin que te diga, “que raro, vos no sos así”, “estás cambiado/a”, ese otro no te conoce y no espera ninguna reacción en particular de tu parte.

Un viaje con gente nueva, te ayuda a conocerte mejor y seguramente puedas hacer mucho más de lo que te imaginás, probablemente logres escalar esa montaña o hacer ese deporte extremo que alguna vez quisiste pero no hiciste “porque es peligroso” o “no es tu estilo” y “no va con vos ese tipo de viaje”.

Viajar con gente desconocida es un ejercicio para cortar con los miedos, la desconfianza y los prejuicios sobre los demás.

Particularmente ha sido una de las experiencias que más me aportó. Me permitió crecer, desafiarme y conocerme.

He confirmado y vuelvo a confirmar, que viajar cambia a las personas, pone los sentimientos a flor de piel, despierta conciencias, despierta ideas, destapa, abre puertas,  y es la oportunidad perfecta para el cambio, para la toma de decisiones, para poner distancia y ver todo desde otra perspectiva. El balance después de un viaje así, puede ser muy positivo 🙂

EN DEFINITIVA: ¡VIAJAR ES UN COMBO PARA EL CAMBIO REALMENTE INCREÍBLE!

Un viaje con gente nueva, con quienes nada te une más allá de las ganas de viajar, te permite liberarte, abrirte, soltarte y soltar.

De pronto podés encontrarte conversando de cuestiones profundas de la vida con alguien a quien recién acabas de conocer en un bar o en un hostel y tal vez no lo vuelvas a ver o quizás sí, pero seguro esa charla queda en tu recuerdo. Podés contemplar un paisaje alucinante y compartir esa experiencia al lado de alguien que ni siquiera habla tu propio idioma, o darte cuenta de lo interesante que puede ser compartir ciertas vivencias propias con alguien que no conoce de tu historia.

Por supuesto que conocer gente nueva no quiere decir perder tu esencia o que no te muestres tal cual sos con quienes ya te conocen bien, pero puede implicar reconocer que hay cosas que quizás no estés mostrando, porque ni siquiera sabés que están en tu interior.

En el mejor de los casos, podés conocer otras versiones de vos mismo, ser lo que quieras ser y ¡todo valdrá la pena!