Recuerdo ese día muy claramente.
Un viernes con el boarding pass en mano, haciendo la fila previo a volar en el Aeropuerto de Carrasco.
Me temblaban las piernas y mi cabeza daba mil vueltas.
Quería creer que estaba tranquila pero no era cierto, ja.
Solo pensaba en todo lo que podría pasar, tenía un miedo tremendo.
¡Era mi primer avión!

Allí estaba pronta con todos mis documentos preparados, una lista de música con mucho Bob Dylan, mascando un chicle para destapar los oídos, y mi almohadita para “dormir”.

Entonces llegó…ese sonido particular de las turbinas girando, la voz de la azafata, y la sensación de despegar del piso para volar a miles de kilómetros por el cielo hasta la otra punta del planeta.

¡Y me resultó fascinante!

La verdad es que esa primera vez volando despertó facetas aventureras mías que no sabía que tenía.
La adrenalina, la sorpresa y la curiosidad subieron a otro nivel.
Ese explorar y lanzarte a lo desconocido, despegar de tu país y aterrizar con otra mirada en nuevas tierras…Enamora completamente.

Hoy después de haber tenido la posibilidad de recorrer tantos países y perder la cuenta de los aviones que tomé…no solo pienso, sino que estoy convencida de que viajar produce felicidad.

Ahí ya entraríamos en el terreno de qué es la felicidad para cada persona. Pero me refiero a que genera sensaciones muy positivas para nuestro bienestar integral y crecimiento personal, logrando ser una terapia a largo plazo.

Y no te lo digo solo yo ¿hay pruebas reales de esto? Sí las hay!

Hay múltiples estudios que comprueban los beneficios psicológicos que tiene viajar en las personas.
Por ejemplo una investigación publicada en el  Journal of Positive Psychology, donde revela que la sensación de felicidad existe al registrar experiencias importantes para las personas, siendo los viajes su máxima expresión.
Teniendo beneficios por ser una experiencia muy completa ya que se viven y estimulan aspectos sensoriales, afectivas, cognitivos, entre otros.

Acá van estos 10 beneficios para tu bienestar que puedes obtener al viajar:

1. viajar rompe con los esquemas

No es novedad que vivir un viaje nos permite ver más allá y abrir nuevos horizontes. Porque nos puede llevar a pensar distinto sobre nosotros y sobre los demás.

Parece hoy ya algo trillado decirlo, pero es que cuando abrimos el abanico a otras realidades, la travesía nos da una perspectiva completamente diferente de lo que somos y de lo que es el mundo.

Porque significa salir por completo de la rutina y saber que afuera hay mucho más que lo que estoy acostumbradx.
Por eso es un excelente ejercicio para flexibilizarnos y aprender de manera constante cosas que no se enseñan en otro lado.

Viajar es un ejercicio ideal para practicar la tolerancia, con los demás y con nosotros.

Como dice Mark Twain “Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para el prejuicio, la intolerancia y la estrechez de mente.”

2.Implica un desafío a los límites de cada uno

Estando siempre en tu zona de confort, es más difícil conocer hasta dónde puedes llegar. Porque es lo que ya conoces y a lo que te has acostumbrado.

Pero cuando salimos de ese sitio familiar, entramos en un terreno donde es un constante animarse. Animarse a cambiar, a ir más allá, y a convencernos de que podemos hacer cosas que tal vez no nos creíamos capaces.

Sea escalar una montaña, dormir en un refugio en el medio de la nada, vivir una actividad de aventura que nos da miedo, o entendernos perfectamente con alguien que habla un idioma que no conocemos.


Una vez que lo hacemos, nuestra autoestima y confianza aumenta, nos sentimos más seguros y fortalecidos.

Esto incluso nos da más resiliencia y adaptabilidad a los cambios.

3.Permite descubrir tus potencialidades y nuevas habilidades

Va en relación al punto anterior, donde mencionamos que un viaje nos da la posibilidad de ver que somos capaces de hacer un montón de cosas que tal vez no nos creíamos capaces.

Es que el límite de nuestro potencial para hacer algo es incalculable.

Estar expuesto a situaciones novedosas todos los días, nos estimula y nos motiva a querer aún más y eso luego puede trasladarse a otros aspectos de la vida.

Viajar nos puede hacer más creativxs, más reflexivos y más versátiles.
Y a raíz de esto, podemos descubrir nuevas habilidades que no sabíamos que teníamos. Bailar, hablar un idioma, contar historias, cocinar, lo que sea.

¿Quién te dice que logres hacer ese trekking de 5 kms que no te creías tan capaz, y al volver a casa no puedas empezar a practicar trekking?

En mi caso fue viajando que descubrí lo que disfrutaba de llevar una vida más sana, y empecé a aprender a cocinar comidas diferentes para incorporar a mi vida diaria que fui experimentando en los viajes. También profundicé en mis prácticas de meditación y Yoga gracias a varios momentos límites que tuve viajando, y me hicieron conectar aún más con mi convicción de querer llevar una vida más espiritual.

4.Te permite vivir más en el presente

Cuando viajamos, solemos enfocarnos en disfrutar del momento en el que estamos, porque sabemos que no durará para siempre (como ningún momento en realidad).

Los cinco sentidos están alerta, nos concentramos en los olores, en el paisaje, en los sonidos y en las cosas hermosas que suceden a cada momento y muchas veces pasamos por alto.

El foco pasa a estar en registrar en nuestra retina y en nuestro cerebro, cada estímulo, cada aroma, una charla, un paisaje.
Desarrollar el arte de vivir en el momento sin duda que aumenta tu bienestar mental, físico y emocional. Más si esto lo puedes seguir poniendo en práctica al volver a casa.


5.Ayuda a valorar lo realmente importante

Está comprobado, que una de las cosas que más bienestar genera en las personas, es repasar momentos felices.

Irse por un tiempo lejos de casa, de nuestra comodidad, nos da la chance de ver que se puede vivir sin muchas de las cosas materiales que habitualmente concebimos como indispensables.
Que poder vivir experiencias humanas y conexiones que te hagan sentir vivx, vale mucho más para enriquecer tu alma que comprarte los últimos teléfonos celulares o zapatos de moda.
Y no quiero decir que esté mal lo otro, simplemente que te das cuenta de que lo importante, está en lo simple y en las vivencias que te nutren y que nada podrá quitártelas.

Poder mezclarte con otras culturas, empatizar con situaciones de vida distintas a la tuya, y tener la posibilidad de estar en contacto con gente nueva todos los días, ya es un gran motivo para estar agradecidos a la vida.

Por eso intento durante mis viajes, dejar de lado la queja, centrarme en el presente, tomando cada obstáculo del viaje como parte del camino, y dar gracias por poder experimentar la vida al máximo.

Porque las experiencias nuevas que viviste ahora forman parte de ti.
Y un viaje no termina cuando nos bajamos del bus o del avión, estará allí cada vez que lo recordemos.


6.Incentiva a soltar ataduras y tomar decisiones

Muchas veces las ataduras tienen que ver con los miedos a lo desconocido y a los cambios; lo cual es completamente normal y nos sucede a todxs.

Pero cuando el miedo nos mantiene paralizados en determinado lugar o determinada situación, es cuando debemos poner especial atención. 

A veces es necesario hacer a un lado los “peros” y liberarnos más, soltar situaciones, personas que no nos hacen bien, lugares en los cuales no nos gusta estar….para darle espacio a los nuevos.

La perspectiva que aporta un viaje, nos permite estar lo suficientemente lúcidos para pensar las cosas de otra manera.

Puede que regreses cansadx, pero sin dudas lo harás con la energía suficiente para poner focos en emprender ese nuevo proyecto, tener esa charla pendiente o empezar esa actividad que tanto se viene postergando.


7.Disminuye los prejuicios sobre los demás, y sobre uno mismx

No hay nada como conocer un nuevo lugar, una nueva cultura, para comprobar que la gran mayoría de la información que creíamos saber sobre eso, estaba construida en base a prejuicios: “las personas de x país son antipáticos”, “tal paisaje no es como lo describen” etc.

Estar allí nos permitirá tener nuestro propio punto de vista crítico y creado en base al entendimiento y la experiencia.
Nos volveremos más flexibles y comprensivos con los demás, conociendo sus historias de vida e historia colectiva de un país.


8.Ayuda a disminuir el estrés

No porque estemos en una etapa de “vacaciones” de los “problemas”. Sin duda que despeja la mente y hace que conectemos con el momento, con otra gente y eso nos distraiga de la rutina. Pero hay algo más profundo que realmente tiene un efecto a largo plazo para poder gestionar más el estrés de la vorágine diaria.

Porque cuando estamos lejos, llega un momento en que logramos ver nuestros problemas desde otra perspectiva.

Esto sucede cuando viajamos abiertos a fluir con el camino y con una actitud predispuesta a aprender de las adversidades que surjan, lo cual permite ir forjando una mayor fortaleza frente a los conflictos.

Tal vez esas situaciones del día a día que en casa eran estresores comunes, en el viaje los veo diferentes y más pequeños. Tal vez conozco otras historias de vida que me reflejan cosas mías que podría cambiar o mejorar para dejar de estresarme por cosas que no considero ahora tan malas.
O hasta sienta contrastes con otras realidades que me hacen valorar más la vida que tengo, y el estrés empiece a activarse en momentos más graves que los que vivo hoy como un estrés.

Hasta puedo tener una mayor tolerancia ante las incomodidades por animarme a salir de mi zona de confort, a no tener mi cama cómoda, a dormir con algunos ronquidos en la habitación, a tal vez no tener la ducha de siempre, a no comer mis comidas conocidas, a no tener la ropa toda ordenada o a no tener ni idea donde estoy porque me perdí y debo manejarme para volver a mi hospedaje.

Sin dudas que al ir teniendo situaciones nuevas a experimentar o a resolver en el viaje, tomándolo como desafíos para crecer…al volver a casa los problemas tendrán un nivel de importancia más coherente.


9.Porque permite conectar con personas nuevas y desarrollar habilidades sociales

Conectarse con otrxs es la mejor forma de desarrollar nuestras habilidades sociales y de comunicación.

Esto es aún mucho más intenso cuando lo hacemos con personas completamente desconocidas y de quienes seguro podremos aprender muchísimo.

Es importante recurrir a la gente local, entrar en contacto con ellos, preguntar, moverse, animarse, intercambiar. Somos seres comunicacionales, necesitamos de otro para ser, para crecer y ¿por qué no?, para que también nos muestre nuevos aspectos de nosotros que hasta antes desconocíamos.

Si tal vez sientes que eres algo tímidx, viajar con otras personas ayuda mucho a desenvolverse socialmente, más cuando no conoces a los demás porque puedes sentirte más liberado de no tener que “cumplir un rol” como puede suceder en un grupo de amigxs de toda la vida, en tu familia, o con los del trabajo.

Aquí nadie te conoce y eso estimula a que puedas ser quien más quieras ser y tal vez en casa no lo estás pudiendo expresar. Sin historias previas o contextos que ya den pautas a los que nos rodean de cómo uno va a actuar o no.

10.Porque permite desarrollar tu necesidad natural de explorar y aventurarte

Viajar es una necesidad humana desde tiempos ancestrales.
Tenemos esa “locura” exploradora en la historia.
La de Cristobal Colón, James Cook, Charles Darwin, Marco Polo, Amelia Earhart, Osa Johnson, Jane Goodall, entre otrxs.

¿Sabías que hay estudios que indican que existe un “gen viajero”?
Según una investigación publicada en la revista “Evolution and Human Behaviour”, hay estudios que hablan de una variante de un gen con el nombre DRD4-7R, que parece estar asociado con la curiosidad y la inquietud.

Según estudios está presente en el 20% de los seres humanos y hace que se inclinen más a tomar riesgos, buscar el movimiento, cambios y aventura.

¿Alguna duda sobre lo bueno que es viajar?

Todos los viajes se hacen por algún motivo, ya sea por trabajo, por diversión, buscando un cambio, una respuesta a algo de índole personal, superar una crisis, querer tomar distancia de algo, etc.

Y sea el viaje que sea, creo que tiene el potencial de generar cambios y potenciar nuestro bienestar de diferentes formas.

Porque un viaje nos despeja, nos vuelve más alerta y nos permite estar más en contacto con nuestro interior.
Porque por un tiempo las preocupaciones habituales desaparecen y queda más espacio para otros pensamientos más constructivos.

Porque muchas veces en los viajes aparecen respuestas, encontramos soluciones y vemos nuestros problemas desde otra perspectiva.
Porque viajando crecemos, arriesgamos, aprendemos, ganamos confianza en nosotros mismos y en los demás.

Obviamente que el viaje nos transforme, no es como tomarse la pastilla mágica.
Tampoco cuando lo hacemos como una forma de escape o panacea.
Creo que el viaje más beneficioso sucede cuando viajamos con intención, apertura y sentido.
Cuando lo hacemos para encontrarnos con nosotros mismos, sea el viaje que sea, éste puede provocar una transformación y hasta un cambio de rumbo en nuestra vida.

¿Qué opinas? Saludos y gracias por leer!
Cami